Antes de convertirse en una joven promesa de la ciencia, Dasia Taylor era una estudiante común de secundaria en Iowa City, apasionada por las ciencias, la equidad social y la medicina. Siempre destacó por su curiosidad y su compromiso con mejorar su comunidad, participando activamente en proyectos escolares de investigación y ferias de ciencias locales. Su enfoque práctico y su deseo de hacer una diferencia real la impulsaron a buscar soluciones accesibles a los problemas médicos que afectan a millones de personas.
A los 17 años, Dasia Taylor revolucionó la medicina al crear suturas quirúrgicas que cambian de color al detectar una infección. Inspirada por la necesidad de soluciones accesibles, utilizó pigmento natural de remolacha, que reacciona a los cambios de pH: si la herida se infecta y se vuelve más alcalina, el hilo pasa de rojo brillante a púrpura oscuro, alertando a los médicos de forma inmediata y sin necesidad de equipos sofisticados.
Taylor realizó más de 30 pruebas para encontrar los mejores materiales, descubriendo que una mezcla de algodón y poliéster absorbía mejor el pigmento y conservaba la sensibilidad al pH. Su invento se pensó especialmente para comunidades vulnerables, donde las infecciones postquirúrgicas representan hasta un 11% de las complicaciones quirúrgicas, según datos de la Organización Mundial de la Salud, en comparación con el 2-4% de los países de altos ingresos.
Además, su elección de usar remolacha no fue casual: la remolacha es abundante, económica y tiene una estabilidad química ideal para este tipo de aplicaciones. A diferencia de otros indicadores sintéticos, su propuesta no depende de recursos de laboratorio avanzados ni genera residuos tóxicos, lo que la convierte en una opción sostenible para países en desarrollo y zonas rurales.
El impacto de su proyecto la llevó a convertirse en finalista nacional en el Regeneron Science Talent Search, uno de los concursos de ciencias juveniles más importantes de Estados Unidos. También recibió el Seaborg Award y ha estado trabajando en la patente de su innovación mientras lidera su propia empresa, VariegateHealth, enfocada en democratizar la tecnología médica para poblaciones vulnerables.
La historia de Dasia Taylor demuestra que el verdadero motor de la innovación es la empatía y el compromiso social. Con un enfoque práctico y consciente del contexto global, su trabajo nos recuerda que las grandes ideas no siempre necesitan grandes laboratorios: a veces, solo necesitan observación, creatividad… y una remolacha.